La revisión del T-MEC en 2026 no será solo un ejercicio técnico, sino una prueba estratégica para el futuro de la región. En un entorno global marcado por la competencia geoeconómica, las decisiones que se tomen en torno al acuerdo definirán la capacidad de México, Estados Unidos y Canadá para mantener una plataforma compartida de crecimiento, innovación y resiliencia.

En un diálogo directo con Pedro Casas Alatriste, Vicepresidente Ejecutivo y CEO de AMCHAM, el excongresista Kevin Brady —figura clave en la aprobación de 13 de los 15 tratados comerciales de EE. UU. y protagonista de la renegociación del T-MEC— compartió su perspectiva sobre la historia, el presente y el futuro del acuerdo, subrayando la urgencia de proteger su arquitectura e impulsar su evolución. 

Estas son las ideas clave:

1. El T-MEC es el tratado comercial más relevante del mundo

Kevin Brady no duda en definir al T-MEC como “el acuerdo más trascendental del planeta”. Su éxito se debe a que ha consolidado una integración única entre tres economías complementarias, fortaleciendo cadenas de valor, atrayendo inversión y generando empleos de calidad. Su diseño permite ajustes graduales y fortalece el comercio basado en reglas, lo que lo convierte en un referente frente al auge de medidas proteccionistas a nivel global.

2. La revisión de 2026 no debe convertirse en una fuente de incertidumbre

Uno de los principales riesgos, advirtió Brady, es que el proceso de revisión del tratado se convierta en una “colina que escalar cada año”, con decisiones aplazadas, señales confusas y falta de claridad regulatoria. Eso frenaría nuevas inversiones y pondría en peligro el modelo de integración regional que ha hecho de Norteamérica una de las zonas más competitivas del mundo. La prioridad debe ser asegurar la continuidad del acuerdo y afinarlo, no debilitarlo.

3. Hay consenso bipartidista en EE. UU. sobre el valor del T-MEC

A pesar del contexto político polarizado, Brady destacó que el acuerdo cuenta con un respaldo sólido entre demócratas y republicanos. La ratificación del T-MEC fue una de las más amplias en la historia reciente del Congreso estadounidense. A nivel social, 85% de los estadounidenses consideran que el liderazgo comercial global es clave para el crecimiento y la prosperidad de su país.

4. La región debe prepararse con soluciones, no solo con diagnósticos

Frente al posible regreso de una agenda más nacionalista, las empresas deben anticiparse, identificar áreas de mejora y llevar propuestas concretas a los gobiernos. La clave, señaló Brady, es “educar, colaborar y abogar” desde el sector privado. La revisión debe usarse para reforzar el acuerdo y preservar su lógica de integración, no para retroceder en compromisos.

5. El sector privado tiene un rol protagónico

Brady fue claro: ningún gobierno puede afrontar solo esta revisión. Las empresas deben participar activamente, documentar casos de éxito, socializar los beneficios del acuerdo y llevar evidencia clara del impacto positivo del T-MEC. La colaboración trinacional es fundamental. La North American Trade Coalition —de la que Brady forma parte— ya trabaja para facilitar esta coordinación desde el sector privado.

Conclusión

A menos de un año de iniciar formalmente la revisión del T-MEC, el mensaje es claro: lo que está en juego no es solo un tratado comercial, sino el modelo de desarrollo compartido que Norteamérica ha construido por más de tres décadas. Somos más que aliados: somos un sistema de coproducción único en el mundo. Defenderlo, fortalecerlo y proyectarlo hacia el futuro es una responsabilidad compartida de gobiernos, empresas y sociedad.

AMERICAN CHAMBER/MEXICO