Diversidad Sin Barreras: La clave para empresas inclusivas
El Comité de Diversidad e Inclusión de AMCHAM Ciudad de México, llevó a cabo una sesión estratégica para compartir las mejores prácticas sobre la contratación e integración de personas con discapacidad en las empresas. Contamos con la participación de Sylvia Rochin y Jaime Solís de T-AC-Zora, así como de Stefania Rivera de Éntrale, quienes compartieron su experiencia en este tema tan relevante.
La inclusión de personas con discapacidad en el ámbito laboral exige un enfoque integral que trascienda la contratación. Es crucial evaluar la accesibilidad del entorno de trabajo, realizar ajustes razonables y preparar al personal mediante programas de sensibilización para fomentar un entorno verdaderamente inclusivo. Este proceso debe comenzar desde el diseño de las vacantes, asegurándose de que sean compatibles con las capacidades y talentos disponibles en el mercado. Esto implica priorizar habilidades, competencias y actitudes por encima de requisitos específicos que podrían ser excluyentes, como nivel académico o dominio de idiomas, salvo en los casos imprescindibles para el puesto. Además, se debe considerar que las personas con discapacidad enfrentan barreras estructurales y sociales, por lo que proporcionar un entorno de apoyo puede marcar la diferencia en su integración y éxito profesional.
Accesibilidad y ajustes razonables
Un entorno accesible no solo es un requisito legal, sino un elemento esencial para garantizar la igualdad de oportunidades. La accesibilidad debe abarcar infraestructura física, como rampas, elevadores y baños adaptados, pero también herramientas tecnológicas y procedimientos operativos. Ajustes razonables como teclados especializados, lectores de pantalla, horarios flexibles y espacios adaptados no requieren grandes inversiones y generan un impacto positivo directo en la productividad y el bienestar de los colaboradores. Adicionalmente, la accesibilidad no debe limitarse al espacio físico: aspectos como la facilidad para acceder a procesos de selección, entrevistas inclusivas y transporte adecuado también son determinantes.
Durante la sesión, se destacó como ejemplo la implementación de ajustes razonables y sencillos, como la adaptación de horarios para prevenir desgaste físico en colaboradores con discapacidades motrices o crónicas. Estas modificaciones no solo benefician a las personas con discapacidad, sino que promueven prácticas más equitativas y sostenibles para todos los empleados.
Capacitación y sensibilización interna
La capacitación juega un papel crucial en el éxito de cualquier programa de inclusión. Se destacó que la falta de conocimiento es una de las principales barreras para la integración. Talleres de sensibilización sobre discapacidad ayudan a eliminar estigmas y prejuicios, cambiando el enfoque de la discapacidad como limitación a una visión basada en talentos y competencias. Estos programas deben incluir dinámicas vivenciales, como el uso de sillas de ruedas o simulaciones de barreras visuales, que permitan al personal comprender mejor las experiencias de sus compañeros.
Además, es fundamental que los equipos clave, como recursos humanos, seguridad, y líderes de área, reciban capacitación específica para identificar y resolver barreras dentro de sus procesos. También se destacó la importancia de capacitar a los responsables de diversidad e inclusión, quienes lideran estos esfuerzos y promueven un cambio cultural dentro de las organizaciones.
Seguimiento y consolidación de una cultura inclusiva
La inclusión no se limita a incorporar talento con discapacidad, sino que requiere seguimiento continuo para garantizar su desarrollo profesional y bienestar. Las empresas deben establecer sistemas de acompañamiento que evalúen regularmente las necesidades de los colaboradores y la efectividad de las iniciativas implementadas. Asimismo, una cultura organizacional inclusiva debe ser respaldada desde el liderazgo, fomentando que todos los niveles de la organización estén comprometidos con estos valores.
Se compartió el caso de éxito de una empresa que capacitó a más de 60 personas a lo largo de tres meses. Esto transformó la percepción y el comportamiento hacia las personas con discapacidad, logrando un entorno en el que todos los colaboradores, desde los directivos hasta el personal de recepción, contribuyen activamente a la inclusión.
La inclusión de personas con discapacidad es más que un acto de responsabilidad social; representa una oportunidad estratégica para las empresas de fortalecer su talento, mejorar el clima laboral y aumentar su competitividad. Implementar estas mejores prácticas no solo genera beneficios tangibles en términos de productividad, sino que también impulsa un cambio positivo en la sociedad. Construir un entorno inclusivo no es solo el camino correcto, sino el más inteligente.
AMERICAN CHAMBER/MEXICO
Ciudad de México | (13 | noviembre | 2024)