El Comité de Capital Humano y Asuntos Laborales de AMCHAM Ciudad de México llevó a cabo una sesión estratégica con el propósito de analizar la reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales y compartir lecciones internacionales sobre su implementación. Contamos con la participación de Bárbara Vera de Garrigues Chile, Franco Muschi de Garrigues Perú, Carolina Camacho de Garrigues Colombia, Leonor Quiroz de PepsiCo, Alfredo Kupfer de Garrigues, con la moderación de Diego Naveda de Grupo Estrategia Política.
Experiencias Internacionales: Chile, Perú y Colombia
Durante la sesión se presentaron casos de Chile, Perú y Colombia sobre la implementación de la jornada laboral reducida:
En Colombia, la jornada máxima es de 9 horas diarias, con excepciones para sectores específicos como vigilancia y turnos especiales, que pueden trabajar hasta 12 horas mediante pago de horas extras. La reducción de jornada se ha aplicado de manera flexible, permitiendo acuerdos internos entre empresas y trabajadores para no afectar la productividad. Se destacó que la experiencia colombiana demuestra que la formalización y la negociación colectiva son esenciales para la implementación exitosa de cambios en la jornada laboral.
En Chile, la experiencia fue particularmente relevante. La jornada laboral considera tiempos de colación y la compensación por horas extras es legalmente posible, aunque su aplicación práctica es limitada por la burocracia. Las empresas chilenas han adoptado estrategias que incluyen jornadas flexibles, turnos alternos y acuerdos sectoriales para ajustarse a la legislación sin perjudicar la operación. Se enfatizó que el éxito en Chile radica en combinar cumplimiento normativo con acuerdos internos que permitan flexibilidad operativa y conservación de la productividad.
En Perú, los retos están asociados a la informalidad y baja sindicalización, lo que limita la eficacia de los mecanismos de flexibilización. Se resaltó que la productividad está directamente vinculada a la formalidad laboral y que la reducción de jornada requiere coordinación entre actores internos y externos a la empresa para ser efectiva.
Los panelistas coincidieron en que las experiencias de Colombia y Chile muestran que la implementación exitosa de la reducción de jornada depende de la combinación de regulación clara, flexibilidad sectorial y acuerdos internos entre empleadores y trabajadores.
Retos y Propuestas en México
El debate sobre la reducción de jornada en México, actualmente planteada a 40 horas semanales, mostró desafíos significativos. Se destacó la necesidad de diferenciar sectores y zonas geográficas, así como de permitir excepciones mediante acuerdos con sindicatos, especialmente en industrias 24/7, manufactura y ventas. La implementación de la jornada reducida debe ser gradual, adaptándose a cada sector y evitando impactos negativos en la competitividad y la continuidad operativa.
Entre las propuestas discutidas, se mencionaron:
- Escenarios de simulación de impacto económico según sector, jornada y medida aplicada.
- Creación de un decálogo de medidas consensuadas entre el sector privado y las autoridades para guiar la implementación.
- Transitorios legislativos que permitan flexibilidad sin modificar artículos primarios de la ley.
Adaptación Empresarial
La colaboración entre empresas y sindicatos será clave en la transición hacia jornadas reducidas, garantizando el respeto a los derechos laborales al mismo tiempo que se asegura la continuidad y sostenibilidad operativa. Se compartieron mejores prácticas como modelos flexibles de trabajo —6×1, 5×2 y 4×3—, incrementos de horas extra para compensar posibles pérdidas de productividad y uso de turnos alternos o jornadas intensivas en períodos estratégicos. La capacitación continua de los trabajadores es esencial para acompañar la transición hacia nuevas jornadas laborales, asegurando su adaptación a los cambios sin comprometer la productividad ni la competitividad.
Perspectiva Sectorial y Evaluación de Impacto
En industrias con operaciones críticas, como manufactura y minería, se requiere mayor flexibilidad. La transición gradual permite ajustar horarios y turnos largos cuando sea necesario, garantizando productividad y competitividad. Asimismo, la reducción de jornada puede acentuar la escasez de personal especializado, por lo que resulta esencial acompañarla de programas de capacitación, desarrollo de competencias y potencial incorporación de talento migrante. La experiencia internacional y las recomendaciones de la OIT enfatizan la necesidad de análisis riguroso de impacto económico y social, implementando ajustes progresivos por sector y evaluando resultados durante los primeros años de transición.
La reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales puede implementarse exitosamente en México si se combina planificación estratégica, colaboración con sindicatos, capacitación constante y esquemas flexibles de operación. La experiencia internacional ofrece ejemplos valiosos de cómo manejar la transición de manera gradual, protegiendo tanto los derechos de los trabajadores como la competitividad empresarial. La clave será diseñar modelos adaptados a cada sector, con mesas de trabajo que integren a todos los actores y un acompañamiento sostenido de políticas públicas y programas de formación.
AMERICAN CHAMBER/MEXICO
Ciudad de México | 25 | septiembre | 2025